La movilidad sostenible está transformando las grandes competiciones deportivas. La forma en la que los ciudadanos se acercan a los estadios de fútbol, a los torneos de masas, a los polideportivos…
Al transporte público, cada vez más eléctrico, se une ahora el interés de los usuarios por una movilidad compartida y eléctrica, en vehículos cero emisiones, de uso fácil y accesible a todos los bolsillos, que permite al conductor desplazarse sin cortapisas a su club de golf o a su estadio. Una ventaja que atrae con fuerza, además, a los fans más jóvenes.
Este tipo de movilidad sostenible, apoyada en el uso cotidiano y fácil de la tecnología, está contribuyendo a modificar el paisaje de las ciudades. Su éxito es una respuesta al convencimiento social por un mayor cuidado del medioambiente, la salud y el disfrute del ocio y del deporte.
Desde que estallase la pandemia y nuestras vidas se transformaran, el debate sobre las supermanzanas, las urbes de los 15 minutos, las ciudades sin coches… es más vivo. Lo que sí ha cambiado es la movilidad y la actividad deportiva es ya un reflejo de esa transformación vibrante.
¿Cómo está favoreciendo la nueva movilidad sostenible al deporte y viceversa? ¿Cómo está consiguiendo, además, acelerar el cambio en las ciudades? ¿Qué medidas deberían tomar las empresas de movilidad para estar presente en el deporte? ¿En qué tienen que acelerar las federaciones deportivas? ¿Cómo se ve desde el punto de vista del deporte la nueva modalidad compartida y eléctrica?